sábado, 16 de febrero de 2013

Salud en Costa Rica: ¡Beneficio popular o riqueza de algunos pocos?

Desde la creación de las garantías sociales en la década de los 40, impulsadas por el Dr. Calderón Guardía, Costa Rica ha mantenido un régimen de salud centralizado en lo que conocemos como el Seguro Social.

La gran cuestionante para los costarricenses es si este "beneficio" social ha sido manejado de la mejor manera, y si esos beneficios han sido para la ciudadanía en cuestión o simplemente para el bolsillo de algunos pocos.

Desde hace años existe desazón popular por la forma en que se conducen nuestras instituciones públicas. La ineficiencia que vemos cada día en la Caja Costarricense de Seguro Social, enciende la alarma entre el descontento de la población.

Lo anterior aunado a los escándalos de corrupción, y desfinanciamiento de esta institución, merecen una rectificación inmediata de su rumbo político. Y qué más claro que el hecho de la larga espera de años para poder acceder a una cita médica o a una intervención quirúrgica. Así lo dejó ver el correspondiente corte que hizo al mes de junio de este 2012 la Unidad Técnica de Listas de Espera (UTLE) de la Caja, coordinado por personeros de esta misma institución, en el que informaron que más de 650000 pacientes deben esperar más de 5 años para su respectiva cita.

Agregado a esto, cabe rescatar que a la hora de conseguir una cita en cualquiera de los departamentos de los hospitales de nuestro país, es imposible cambiarla de fecha, por ningún motivo. Tampoco tenemos derecho a una segunda valoración, es decir, si la cita es con un médico que ya nos ha examinado anteriormente y no fue de nuestra aceptación, "salados" porque ningún otro médico podra valorarnos más. O claro podríamos hacerlo pero nuestra cita sería impuesta para uno o dos años después de lo acordado, eso si tenemos suerte.

Otro de los factores que inciden en la pérdida de creedibilidad, es precisamente las condenas penales y civiles que recayeron en altos jerarcas de la Caja, por hechos de corrupción, y que requieren de un profundo exámen de alto a este flagelo que desgasta el régimen de instituciones públicas en Costa Rica.

Ante esta situación, debemos exigir los valores elementales de probidad, eficiencia, transparencia y creedibilidad en el quehacer de la función pública, sobre todo en lo que a salud se refiere. Este reto ineludible y será básico en la prosecución de un Estado acorde a la altura de los tiempos; nosotros ponemos el recurso económico, que ellos velen por nuestra salud y no por el dinero de una vez por todas.

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